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Productividad por empleado, formación de los gestores e inversión, principales problemas de la empresa familiar granadina y andaluza

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El volumen de empresa familiar pyme en el tejido productivo de Granada es mayor que la media andaluza y regional, sin embargo, no destaca por su dinamismo. El prototipo es una firma dedicada al comercio, con menos de 20 empleados, que no acarrea un gran endeudamiento, con una facturación situada por debajo de los 3 millones de euros, un ámbito de negocio mayoritariamente local o provincial y una inversión media de algo más de 10 millones frente a los casi 20 de la pyme no familiar.

Además, aunque sus plantillas han sido más estables durante el periodo de crisis, la productividad por empleado en el periodo 2007-2013 también se ha mantenido, mientras que en las no familiares ha subido de forma ostensible. Son sólo algunos de los datos recogidos en el estudio “La empresa familiar en Granada”, un informe elaborado por la Cátedra Santander de la Empresa Familiar de la Universidad de Granada, que se inserta en un estudio nacional sobre ese ámbito. Los pormenores de la publicación han sido presentados por Lázaro Rodríguez Ariza, director de la Cátedra de la UGR, en el marco de la Jornada sobre Empresa Familiar que han organizado los colegios de Titulares Mercantiles y Economistas de Granada.

Un valor añadido de este informe es que es la primera ocasión en la que se trabaja con datos reales extraídos tanto de la contabilidad empresarial, como a través de encuestas; en el caso de Granada 1.116 empresas –de ellas 960 familiares-, frente a las estimaciones con las que se había contado hasta el momento. Y en su ámbito de análisis se han eliminado las micropymes y las grandes empresas, para centrarse en Sociedades Anónimas o de Responsabilidad Limitada, activas durante el periodo 2007-2013 y con al menos 10 empleados o dos millones de euros de facturación.

Ciertos números puedan orientar acerca del peso de la empresa familiar en el tejido productivo provincial. Algunos de ellos son bien conocidos, ya que el volumen de sociedades en Andalucía y Granada es mucho menor que el que les correspondería por su peso poblacional y extensión geográfica. De hecho sólo el 10,6% de las mismas están radicadas en la región, frente al casi 21% de Cataluña y el 18,1% de Madrid, y de ellas son familiares el 74,9% en España, el 81,6% en Andalucía y el 86% en Granada.

En cuanto a la distribución por dimensión de las compañías, las pequeñas empresas familiares (entre 10 y 50 empleados) representan el 79,7% del total en este segmento en España, porcentaje que asciende hasta el 84,2% en Andalucía y el 88,1% en Granada. En el caso de las medianas (entre 50 y 250 empleados), el 50,4% son familiares en España, el 62,2% en Andalucía y el 62,9% en Granada. Unas correlaciones que también se encuentran en la creación de empleo, dado que la media de puestos laborales generados por la empresa familiar en España es del 44,3% y del 65,8% en Andalucía; y si aportan el 30,7% de la facturación de media en España, en Andalucía se eleva hasta el 54,8%.

Igualmente, el catedrático de Economía Financiera y Contabilidad de la UGR se ha detenido en el alto grado de control sobre la propiedad de la empresa que presenta la empresa familiar andaluza, ya que “en el 84% de los casos analizados, la familia es titular del 100% del capital social de la firma, y de éstas, el 51,9% está en primera generación; el 23,7%, en segunda; en tercera, el 7%, y en la cuarta o más sólo el 1,4%”, apunta Rodríguez Ariza. No obstante, la empresa familiar presenta una mayor longevidad que la media de las no familiares.

Pero esa concentración presenta también algunos problemas, que devienen del hecho de que en el 84% de los casos en Andalucía los accionistas o partícipes familiares son también empleados de la empresa. A ello se suma que casi el 50% de los directivos de empresas familiares andaluzas carece de formación universitaria y, entre ellos, el 37% sólo presenta estudios primarios; un nivel de preparación académica que no es comparable al que ostentan los ejecutivos en las empresas no familiares.

También ha destacado el director del informe granadino, que sólo el 30% de las empresas familiares de Andalucía cuenta con un consejo de familia y el 8% dispone de un protocolo familiar. Unas carencias que contribuyen a que una de las causas más frecuentes en la mortalidad de este tipo de empresas se encuentre en una mala o nula planificación de la sucesión. Y es que, según el estudio, una de las equivocaciones más habituales en el relevo generacional está en no distinguir entre propiedad -que viene dada y es asunto de familia-, y  la gestión y gobierno de la empresa -cuestión de talento y de formación-. De ahí que sea preciso “prever la sucesión y administrarla como un proceso que precisará entre cinco y diez años” según el director de la Cátedra.

La jornada de los colegios de Titulares Mercantiles y Economistas se ha completado con la ponencia de Víctor Caro Robles, jefe de Servicio de Relaciones con el Contribuyente en la Administración Tributaria de la Junta de Andalucía. Este experto ha centrado su intervención en los beneficios fiscales que se puede aplicar la empresa familiar, tanto en el ámbito del Impuesto sobre el Patrimonio, como en los Impuestos sobre Sucesiones y Donaciones. Igualmente, se ha detenido en las novedades fiscales que ha generado la Comunidad Autónoma andaluza desde el año 2002.

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