201604.06
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La empresa familiar es más longeva que el resto, pero acumula problemas por la confluencia de los ámbitos familiar y de negocio

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En España, el 74,9% de las empresas son familiares, porcentaje que asciende hasta el 81,6% en Andalucía y el 86% en el caso de la provincia de Granada. Son números que cobran mayor importancia, si cabe, al considerar que se obtienen del cómputo de Sociedades Anónimas y de Responsabilidad Limitada con, al menos, 10 empleados o 2 millones de euros de facturación, y excluyendo micropymes y grandes empresas. Es decir, el informe sobre la empresa familiar elaborado por la Cátedra Santander de la Empresa Familiar de la Universidad de Granada, -que se inserta en un estudio nacional sobre ese ámbito- se nutre de los datos reales que arrojan el grueso de las firmas españolas que generan empleo, obtenidos a partir de encuestas y la contabilidad empresarial.

Otro dato a destacar, de entre los que contiene la investigación, es la longevidad de este tipo de compañías. De hecho, la antigüedad media de las empresas familiares de la muestra asciende a 31,7 años, frente a los 26,3 de las no familiares; de ahí que no resulte extraño que en Andalucía las 6 empresas en activo constituidas antes de 1900 sean todas familiares. No obstante, este tipo de compañías presentan algunos problemas específicos que no se producen en el resto y que tienen solución. En ellos se ha centrado la ponencia de Lázaro Rodríguez Ariza, director de la Cátedra Santander de Empresa Familiar de la UGR. El marco ha sido la II Jornada sobre Empresa Familiar que han organizado los colegios de Titulares Mercantiles y Economistas de Granada.

Algunas de esas dificultades provienen de no separar empresa y familia por lo que los conflictos en uno de esos espacios repercute en el otro. Otras provienen de la confluencia en el seno de la familia del control de la propiedad y de la dirección. En el caso de Andalucía esa circunstancia se registra en el 63,4% de las empresas familiares analizadas en el informe; el nivel de formación en los administradores es menor en este tipo de empresas –casi el 50% carece de formación universitaria–; los administradores únicos miembros de la familia propietaria asciende al 90,6% de las que se rigen por esta figura; y, sobre todo, el relevo generacional es su talón de Aquiles. De ahí que el 63% de las empresas familiares vivas tengan al frente a sus fundadores, es decir, primera generación; el 27% a la segunda y sólo el 8% a la tercera. Igualmente, el 75,8% de las empresas familiares andaluzas no tiene decidido quién será el sucesor, sólo el 8% dispone de un protocolo familiar y, el 80% de las que carecen de esta herramienta, sostiene que no tiene intención de generarlo.

En opinión de Rodríguez Ariza, las dificultades para mantener “el negocio en la familia y la familia en el negocio” serían menos si tomaran algunas decisiones en su seno, tales como conceptualizar de modo adecuado lo que significa ser propietario y la responsabilidad que conlleva; desarrollar una cultura del mérito que evitara el nepotismo en su seno; educar a las futuras generaciones en valores codificados en un Protocolo Familiar; profesionalizar la empresa y trasmitirla a través de testamento, entre otras.

En la jornada que han organizado los colegios de Titulares Mercantiles y Economistas también se ha abordado la fiscalidad de la empresa familiar, ámbito del que se ha ocupado Víctor Caro Robles, jefe de Servicio de Relaciones con el Contribuyente en la Administración Tributaria de la Junta de Andalucía. Este experto ha abordado el esquema de cada uno de los impuestos relativos a la empresa familiar, esto es Patrimonio, Sucesiones y Donaciones; así como la disolución y liquidación de las sociedades gananciales, y las reducciones autonómicas que este tipo de empresas se puede aplicar en sus impuestos.

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