201104.09
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La crisis y los concursos añaden tensión a la labor de auditoria


De izquierda a derecha Federico Fernández-Crehuet, Eladio Acevedo y Francisco Sierra.

La situación de crisis y el consiguiente incremento en el volumen de empresas que llegan al concurso tienen unos afectados colaterales, los auditores. Y es que estos profesionales se encuentran en algunos casos situados entre lo justo y lo correcto, que no siempre confluyen en el mismo punto.

Un ejemplo paradigmático es el que plantea Eladio Acevedo, profesor de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad Pontificia de Comillas y secretario general del ReGA, que ha sido uno de los ponentes en las jornadas sobre auditorias que ha organizado el Ilustre Colegio Oficial de Titulados Mercantiles y Empresariales de Granada. Este experto apunta que el entorno en el que el auditor realiza su trabajo es complejo cuando analiza empresas que están en crisis y la situación financiera, patrimonial y de resultados es muy delicada, de forma que “la
continuidad de esas compañías depende muchas veces de la renovación de la financiación por parte de las entidades financieras; el problema es que para renovar esa financiación piden el informe del auditor, si el auditor pone alguna objeción o plantea una duda sobre la continuidad de la empresa, no va a obtener la financiación que está buscando”.

De otro lado, si el balance que analiza el auditor pone de manifiesto que existen problemas financieros, patrimoniales y de cifra de negocio y no lo expusiera con objeto de colaborar en la continuidad de la compañía, “entonces asumiría una responsabilidad muy grande, porque tendría que responder de los daños y perjuicios que puede ocasionar a terceros, como consecuencia de una actuación profesional incorrecta”. Y es que la auditoría no se elabora para los accionistas que contratan y pagan al auditor, sino que es información que afecta a terceros, es decir, entidades que financian a esa empresa, proveedores, clientes, trabajadores, administraciones públicas, Agencia Tributaria, Seguridad Social, etc. En cualquier caso, el resultado es que “todo el peso de la continuidad de la empresa recae sobre el auditor”, destaca Acevedo.

Pero ese no es el único problema con el que se encuentran los auditores. Así lo entiende Francisco Sierra, auditor y profesor de la Universidad de Almería, otro de los ponentes que ha participado en las jornadas del Colegio de Titulados Mercantiles y Empresariales. En esta línea, Sierra argumenta que “se oye hablar mucho de los grandes concursos, pero de los que afectan a pymes, nadie habla”. Además, “la crisis está incidiendo en la mortandad empresarial; algunas entran en liquidación; otras están adelgazando, reduciendo su volumen de facturación, despidiendo a parte de sus empleados, y esos son parámetros que hacen que las empresas sean más o menos grandes, y que estén obligadas a no a auditar sus cuentas, de forma que se ha reducido el trabajo para los pequeños despachos de auditorías y auditores individuales, porque esas pymes constituyen nuestro mercado natural y es una cuota cada vez más reducida”.

A esa coyuntura se suma otro problema estructural y es la falta de cultura empresarial para entender la auditoría como una ayuda en la gestión, no como una obligación. En este sentido Sierra sostiene que “gran parte de los empresarios consideran la auditoria casi como un impuesto, como una cantidad que debe pagar por un informe al que no le ven utilidad”. Si bien, añade que eso está empezando a cambiar, porque los empresarios están comprobando que la auditoría estudia lo mas intimo de esas pymes y “puede darle una serie de consejos para mejorar la gestión cotidiana, para que las empresas mejoren y ese beneficio no sólo está en el informe que tienen que llevar al Registro Mercantil, sino en la auditoria constructiva que elaboramos para ellas”, concluye.

En las jornadas sobre “Control de calidad en auditoria y nuevas normas técnicas” también se han analizado otros aspectos de la práctica profesional, ya que el mundo de la auditoria afronta una época de grandes cambios. A la nueva Ley de Auditoría aprobada el pasado mes de julio, le siguieren varias normas técnicas de auditoría que han aparecido y que tienen gran calado, tales como la nueva Norma de emisión de informes, Norma de información comparativa, Norma de control de calidad, Norma de valor razonable y Norma de relación entre auditores. Además, el Registro General de Auditores (ReGA) ha publicado tres guías, una sobre emisión de informes, otra sobre información comparativa y una más sobre modelos de informes, y en breve sacará nuevas normas guía de auditoría que auxilien al auditor en las labores que tienen que realizar en estos momentos.

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