El blanqueo de capitales sale del sector inmobiliario y se interesa por las nuevas tecnologías
Una cosa, al menos, tienen en común los empresarios del Caso Emperador; los hosteleros y otros profesionales cuyas facturas, en caso de haberlas, no recogen el IVA; los fabricantes de calzado u otros productos, cuyos empleados no están dados de alta en la Seguridad Social… Generan dinero negro que necesitan blanquear. Y es que esta práctica no está exclusivamente ligada a la prostitución, tráfico de armas y actividades más o menos exóticas, sino a otras mucho más habituales. El problema es que los cauces del blanqueo se han sofisticado y se ha abierto, mediante el uso de Internet, a campos ajenos al inmobiliario, que había tenido un gran protagonismo en los años del boom de la construcción. Tal y como señala el juez Miguel Ángel Torres, “es posible que al cerrarse esa vía, los blanqueadores utilicen otras y, además, busquen países donde los controles sean menores y los beneficios mayores, ya que el blanqueo está muy asociado a la actividad económica”.
Esos aspectos y la diligencia que los profesionales, asesores fiscales, auditores, abogados, contables… deben poner para detectar y comunicar esas prácticas, han sido algunos de los temas abordados en la Jornada de Estudio sobre “Prevención del blanqueo de capitales”, que ha organizado el Colegio de Titulares Mercantiles de Granada.
Lo cierto es que las nuevas tecnologías han abierto un espacio nuevo a las personas que quieren dar apariencia legal a dinero procedente de actividades ilícitas. “los juegos on-line, sistemas de pago a través de Internet, incluso contactar con personas a través de la red a la que se le ofrece una comisión por sacar dinero de su cuenta, que previamente le ha sido ingresado en ella por los blanqueadores, y mandarlo en efectivo a través de sistemas de envío de dinero a la persona que ellos indican, son prácticas cada vez más habituales”, comenta el profesor de la UGR, Juan Miguel del Cid. A esos sistemas se suman otros más conocidos, como el envío de efectivo a través de contenedores o correos (personas que trasladan el dinero de un lugar a otro en maletas). En esta casuística es importante el peso y los billetes de 500 euros facilitan su movilidad, frente a los dólares, donde el billete de mayor valor es el de 100.
Otras operaciones de blanqueo utilizan las empresas fachada, que mezclan dinero legal e ilegal; las sociedades instrumentales, que facturan pero no tienen clientes, proveedores ni empleados; exportación ficticia de servicios; capitalización de empresas legales; estructuras en paraísos fiscales y la lista continúa.
Y todos esos métodos los deben conocer los profesionales que pueden estar expuestos, para tratar de detectarlos, “porque la legislación exige que se analice el cliente, se identifique, sepa qué operaciones hace y cuáles son sus fuentes de riqueza. Así, en el caso de que surjan sospechas, las notifiquen al Servicio Ejecutivo de Prevención del Blanqueo de Capitales, una unidad de inteligencia financiera que se encarga de analizar las comunicaciones que le llegan, para investigar y poner en conocimiento de la Fiscalía o de los juzgados si hubiera una operación de blanqueo”, apunta del Cid. Los reparos que hagan estos profesionales se manifiestan de forma anónima, sin que los clientes sobre los que recaen las sospechas sean advertidos.
Por otra parte, Andrés Rodríguez Vegazo, inspector de Hacienda del Estado, se ha detenido en el análisis de la llamada amnistía fiscal, la Declaración Tributaria Especial, para evitar que se regularicen fondos que tengan un origen delictivo. En esta línea, el inspector de la AEAT señala que “el mecanismo de la Declaración Tributaria Especial exige que se justifique el origen de aquellos bienes que no se han declarado a la Agencia Tributaria, para evitar que provengan de actividades delictiva, tales como la prostitución, contrabando, armas, droga o delitos contra la Hacienda Pública que son, técnicamente, más complejos de detectar”.